Es habitual encontrarse en numerosos conflictos con personas que exigen cierta fluidez en la conversación. No estamos obligados a contestar pero, sin embargo, moralmente se nos presiona para ello. Por ello conviene elaborar estos derechos tecnológicos y hacer valer nuestros deseos. Tenemos el derecho de no contestar si no queremos o, en su caso, de hacerlo cuando nos convenga. Asimismo, conservamos este derecho para publicar en nuestras redes sociales lo que queramos. Abundan en la red ejemplos de personas que han decidido tomarse un descanso y salir del mundo del whatsapp y otras aplicaciones con el objetivo de aliviar su vida y brindarse un poco de paz.
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El pasado 23 de mayo, hace ya una semana, intenté comprar dos billetes de tren para mi hermana en la web de Renfe. Al llegar al momento del pago el sistema dio error tres veces seguidas, así que no pude completar mi adquisición. Probé pasados un par de minutos con una tarjeta de otro alfaque, y esta vez sí funcionó bien y compré los dos billetes. Empero la sorpresa llegó momentos después al ver que en la cuenta asociada a la primera tarjeta, la usada cuando dio error, había también un cargo de Renfe por valor de 40,40 euros.
