Un hombre solo reparto querrs

Conocer gente y ligar cuando las dos personas que se conocen posiblemente caminan armados de cautelas y desconfianza, con el corazón anestesiado y a menudo sin una referencia clara de lo que debería ser una relación de pareja, hace que el proceso sea algo especialmente complicado. Y cuando hemos disfrutado y vivido nuestra sexualidad libremente en ocasiones lo hacemos sin tener previamente resueltos esos sentimientos, haciendo que entendamos y vivamos el sexo de un modo diferente a como lo vive un heterosexual. Y eso nos lleva a una idea recurrente: decimos que queremos una cosa pero en realidad hacemos la contraria. Bienvenidos a la ceremonia de la confusión, ser gay es a veces algo confuso.

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La cosa es bien simple: un macho heterosexual conoce a otro en un bar, a través de una burgundy social de contactos, da igual cómo y deciden darse un revolcón. Después, cada uno sigue con su biografía perfectamente hetero, sin que el encuentro les haga dudar de su cariz. En nuestros días, la aceptación de la diversidad sexual es mucho máximo que en el pasado. Por otro lado, Internet facilita el contacto, que puede ser virtual o físico. Forzosamente, uno debe encajar en alguna de estas tres clasificaciones: heterosexual, homosexual o bisexual. Es tan natural que viene de lejos. Que un hombre aparejado con una mujer tuviera un enamorado no era inusual en la antigua Roma. Por no hablar de las que se montaban en las bacanales. Y jóvenes de todas las épocas han recurrido a pasatiempos de difusa carga sexual.

Desayuno con diamantes

Enseñante titular de la Universidad Pedagógica Doméstico. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I. Especialista en psicología educativa, diseño curricular y asesoramiento psicopedagógico.


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